viernes, 31 de enero de 2014

CoMo UnA tAcItA De PoRcElaNa eNtRe LaS mAnOs

Sostengo una tacita de porcelana entre mis manos. Con paciencia, con esmero.  Huele -me acerco, olfateo- a veces a jengibre y otras, otras  a nada. Sostenerla no me da trabajo, al contrario, me da calor,de tanto en tanto me entibia el alma . Soy consciente de su fragilidad o más bien de la  fragilidad del acto de sostenerla entre mis manos tanto tiempo. Qué sé yo. Pero la sostengo, es un acto de dedicación, de cultivar el deseo, en definitiva. Cierro los ojos, abro el pecho y me suspendo en el tiempo. Pero se sabe, no hay nada más vulnerable que una porcelana. La mínima distracción puede dañarla para siempre. Y así fue. Vos,infantil - y yo,  en un descuido imperdonable de mi parte-, la tiraste al piso. Te apurás en juntar los pedazos y hasta intentás recomponerla. Desde arriba, te miro entre triste y escéptica. Tomo la taza y la miro: perdió todo su candor. Las grises rajaduras del golpe le devuelven un aspecto ya extraño para mí.Ahora es algo tosco,  siempre a punto de quebrarse.

domingo, 19 de enero de 2014


El  OlvIdO  eStÁ   LleNo De  MeMoRiA

Pienso dónde van las vivencias que hay que olvidar. Porque aún cuando te decidiste a olvidar, cuando te convenciste de que no valía la pena,  hay algo que hacer con todo eso, con las imágenes, con los olores, con los objetos, con la música, con los recuerdos. Cuando se recuerda de manera consciente–y uno no puede uno escaparse de ese acto- las cosas cumplen una función, las emociones están donde deben y responden, en todo caso, a cada imagen del pasado. Pero cuando uno olvidó, quiero decir, cuando el recuerdo no te duele, cuando ya no te horada, no te perfora las tripas, esos mismos  recuerdos siguen ahí dando vueltas y jugando a las apariciones repentinas. Es cierto, el olvido está lleno de memoria. Entonces ¿ habrá que aprender a convivir con estos asaltos?. A fin de cuentas qué importa dejar  de querer, echarse laureles por haberlo logrado si  una y otra vez  los recuerdos te acechan sin razón. Me refiero a esta puta arbitrariedad, a estos automatismos del recuerdo, de la memoria, que a veces juega una mala pasada y no fagocita lo que debe en el terreno del olvido. Me refiero a las piezas que,  como las de un puzzle, vuelven reclamando un sentido y un lugar en el rompecabezas, una pequeña composición que alivie y  ayude  a seguir.

viernes, 17 de enero de 2014

Junio, 2013

Querido Blog:

Resulta que ahora en una semana de gripe soy interesante  para todos, pero, no obstante seguimos en la misma. Según la filosofía china de la crisis nacen los cambios y como dije de la gripe nació un flequillo. Dicen que cuando una mujer se corta el pelo y –más aún si se corta el flequillo es que está buscando un cambio, radical. Yo no sé. Sólo quería un flequillo, que de cambios estoy hasta el borde. Ni chiquitos ni grandes. Por ahora Querido blog, me quiero quedar así, que desde una simple gripe a un desamor reciente hay unos grises que ni te cuento. Que todavía mi alma quedó suspendida como papel picado cayendo en medio de una fiestita infantil. Veremos cuando termine de caer. Ahí me quiero ver. Si los miro desde arriba y apoyo mis pies como en una alfombra o me lanzo como loca a juntar los tornasolados circulitos deformes. Así que ya sabés ni cambio ni innovación, conservación, preservación es la consigna. Este es el mensaje, que por ahora ya tuve mucha zaranda. Me quiero quedar quietita un rato, en un rincón, admirando o frunciendo el gesto por lo que me tocó –lo que alcancé a juntar- cuando reventaron  la piñata.

Hasta pronto, querido Blog.
UnA cHiCa CoMo ToDaS


Veinticinco  a la noche. Sentada frente a la compu y mientras me mando una a una todas las variantes posibles de la combinación bolita más chocolate- a saber, cereal al chocolate, pasas de uva al chocolate, bolas de chocolate con licor y así, que mi madre me metió de prepo con los regalos -me anticipo al balance de fin de año: miro, con cara de conspiradora, un punto fijo después de haberme asqueado mirando postales navideñas de amor, y sin dejar de masticar y con cara de poseída, hago un juramento: querido 2014 prometo ser una chica como cualquiera. Prometo esforzarme por parecer tonta en cuanta ocasión se me presente, por no mostrar nada que deje al descubierto la más mínima  señal de existencia de materia gris (recordar decir mientras me río “bueno no entiendo yoo”), en hablar en diminutivo  la mayor parte del tiempo posible, en decir “si gordo” (en el caso de que hubiese un gordo, no?), en decir “negri”, en hablar gritando para hacerme notar, en dejar que me paguen sin sentirme degradada en mi dignidad (que me corten la mano si amago a sacar la fucking billetera), en mostrarme frágil y necesitada de protección masculina, en poner trompita para las fotos. Prometo ser la abanderada de la comida light, de la Coca Life (ahora que me hice naturalmente seguidora de la zero me vienen con esta), en boquear hasta el hartazgo que hay que tomar mucha agua y comer frutas y verduras en verano, negri, y que  al menos algo de ejercicio tenés que hacer. 
Prometo no tocar esos ensayos que me compré para las vacaciones, juro que no voy a leer nada que instigue al feminismo, nada con perspectiva crítica al modelo patriarcal, me aplicaré  en lecturas opacas y livianitas, rosas y edulcoradas (Ya me asqueé puajj). Aún más: prometo escote, estoy dispuesta a negociar  -un día de escote confirmó el dictamen de mis amigos: escote mata posgrado y /o doctorado-,  prometo más carne a la vista y menos sofisticación (escote mata glamour, a quién carajo le importa si mi camisa a lunares blanco y negro da un estilo muy Coco Chanel?!). Prometo bardearla, prometo rockearla (voy bien  no?), prometo… prometo, vamos que el  noentiendonadadelavida garpa, que casi me sale. Vamos que este año me tengo fe. Que ya entendí de qué va la cosa.

miércoles, 15 de enero de 2014

AbRoJo, Vos


Me pincha. Siento que me pincha como un abrojo. Se me adhiere al estómago, no me suelta, prende y se desprende, indeciso. Trato de arrancarlo y el tirón duele más que el pinchazo, que las espinitas puntiagudas resistiéndose a dejarme. Es cierto: lo inesperado sucede y a las palabras se las lleva el viento pero a los abrojos, esos que duelen en la panza, no. Pero a vos no.

jueves, 2 de enero de 2014

La  PiEl  qUe  HaBitO


Mi piel me habita. Me toma. Me rasga.Me tira. Me pica. Me eriza. Me arruga. Me inhibe. Me prohíbe. Me lleva y me trae de vuelta. Me irrita/ se irrita, se desprende,  se comprime. Se arruga, se enrosca. Resiste, se defiende, me aprisiona, me encarcela, me libera.Mi piel, territorio de combates, de a  ratos no me deja ser y es tan yo al mismo tiempo (y soy tan yo al mismo tiempo).La piel que habito es mi pasión y mis rechazos, mis repulsiones y mis banquetes…lo más íntimo y lo más desconocido a la vez. Cráter, rugosidad, misterio que  late/ latencia que pulsa por ser.
Casi, como una intrusa, la piel que habito me habita.


p U p I L a
Como alguien que camina en la oscuridad por un pasillo, va dando algunos tumbos. Tantea paredes y muebles. La pared es rugosa. Su aspereza le recuerda la de su cuarto de chica. Los muebles, helados. Recupera la postura y avanza. La respiración acelerada. Se siente torpe, tonta. No saber la dirección pero seguir insistiendo desde el desvío. De pronto toca, palpa: un mármol frío, sube con las manos: unos pies, un manto, un rosario. Un símbolo. Una señal. Entonces hay absolución posible.
 Sigue caminando a tientas; ahora un cono de luz: unos ojos duros y negros la miran desde el vidrio de un armario, una mirada sin vida pero que inquieta. Mira todo como a figuritas de museo, vitrina opaca que sólo le deja ver vestigios de lo que fue. Quiere seguir pero se vuelve: más allá del vidrio alguien en camisón la observa. Se miran unos segundos, ella enseguida desvía la mirada. Pero ve más ojos vidriosos, más ojos que la miran, que la interrogan. Ve plumas erguidas y llenas de polvo. El aire huele a rancio, a viejo, a flores, a agua podrida. Se acuerda del mármol frío. Se arrodilla y reza. Entre las manos, un pedazo de tela del camisón. Se sabe el murmullo –la sonoridad, la entonación, el gesto compungido y concentrado- pero no puede decodificar la oración, no la puede decir. Aprieta la tela, la muerde con fuerza, la estruja…la sábana mojada en su mano.