CoMo UnA tAcItA De PoRcElaNa eNtRe LaS mAnOs
Sostengo una tacita de porcelana entre mis
manos. Con paciencia, con esmero. Huele
-me acerco, olfateo- a veces a jengibre y otras, otras a nada. Sostenerla no me da trabajo, al
contrario, me da calor,de tanto en tanto me entibia el alma . Soy consciente de
su fragilidad o más bien de la fragilidad
del acto de sostenerla entre mis manos tanto tiempo. Qué sé yo. Pero la
sostengo, es un acto de dedicación, de cultivar el deseo, en definitiva. Cierro
los ojos, abro el pecho y me suspendo en el tiempo. Pero se sabe, no hay nada más
vulnerable que una porcelana. La mínima distracción puede dañarla para siempre.
Y así fue. Vos,infantil - y yo, en un descuido imperdonable de mi parte-, la
tiraste al piso. Te apurás en juntar los pedazos y hasta intentás recomponerla.
Desde arriba, te miro entre triste y escéptica. Tomo la taza y la miro: perdió
todo su candor. Las grises rajaduras del golpe le devuelven un aspecto ya
extraño para mí.Ahora es algo tosco, siempre
a punto de quebrarse.
qué lindo relato Gaba!!!
ResponderEliminarY a una a veces le da por sostener tacitas de té...gracias Cin!
EliminarQué linda analogía... buen relato!
ResponderEliminarGracias Ali...
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