domingo, 19 de enero de 2014


El  OlvIdO  eStÁ   LleNo De  MeMoRiA

Pienso dónde van las vivencias que hay que olvidar. Porque aún cuando te decidiste a olvidar, cuando te convenciste de que no valía la pena,  hay algo que hacer con todo eso, con las imágenes, con los olores, con los objetos, con la música, con los recuerdos. Cuando se recuerda de manera consciente–y uno no puede uno escaparse de ese acto- las cosas cumplen una función, las emociones están donde deben y responden, en todo caso, a cada imagen del pasado. Pero cuando uno olvidó, quiero decir, cuando el recuerdo no te duele, cuando ya no te horada, no te perfora las tripas, esos mismos  recuerdos siguen ahí dando vueltas y jugando a las apariciones repentinas. Es cierto, el olvido está lleno de memoria. Entonces ¿ habrá que aprender a convivir con estos asaltos?. A fin de cuentas qué importa dejar  de querer, echarse laureles por haberlo logrado si  una y otra vez  los recuerdos te acechan sin razón. Me refiero a esta puta arbitrariedad, a estos automatismos del recuerdo, de la memoria, que a veces juega una mala pasada y no fagocita lo que debe en el terreno del olvido. Me refiero a las piezas que,  como las de un puzzle, vuelven reclamando un sentido y un lugar en el rompecabezas, una pequeña composición que alivie y  ayude  a seguir.

2 comentarios:

  1. Y como ya lo dijo el Nano "...te acechan detrás de la puerta"...y sí es así, los recuerdos, los olvidos, los que vuelven cada tanto, los que nunca se van... todos nos conforman y somos lo que somos gracias a ellos.

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