sábado, 24 de agosto de 2013

iLuSiÓn

Últimamente,
me sorprendo haciendo una fogata con un fosforito apenas encendido
armando una casita de naipes que sostengo sólo con la fuerza de mis ganas
modelando  a tientas una castillo con agua y arena,
creando una ambiente, en el que me siento contenida, sólo con un aroma,
 Toda mi energía y mis ganas se van en estos comienzos, modestos pero comienzos al fin; en que lo poco, lo poquitísimo que vengo armando, reinventando se quede conmigo, pegado a mí. Procuro que todo esto se mantenga quietito, en su sitio. Y Cuido. Cuido que nadie me sople la casita de naipes, que ningún nene me patee el castillo, apenas hecho… recién, que no sople el viento y que si sopla mis manos ahuecadas puedan proteger las cartas  formando triángulos…que ahí está mi ilusión…chiquita, tímida emergente, pero apareciendo al fin…y salvándome. De a ratos, pero rescatándome.


jueves, 22 de agosto de 2013

INfAnCiA rObAdA pOr Un DíA / nOsTaLgIA deVoS

Acostada y boca arriba al sol, los rayos me ciegan los ojos y ahí, en ese resplandor, te veo.
Resulta que ahora también me robás la nostalgia por mi infancia. Paso el día del niño en la casa donde fui chicay me encuentro, no sé bien cómo mostrando fotos y hablándoles de vos  a mis amigos. Asi, que a la vuelta, de ese lugar, de ese viaje, no tengo la nostalgia por los lugares de mi niñez, no. Tengo añoranza de vos, de verte. Como si quisiera volver a ser chica, te vuelvo a extrañar.Sin retorno, te vuelvo a extrañar.  ¿Cómo pudo haber pasado, en que momento?.
Y además, para colmo de males, ya ves, no puedo despegarte de mi escritura, y a la vez me es imperioso escribir, pero resulta que aparecés vos. En mis únicos, y ahora últimos territorios inexpugnables, también te metiste.Y entonces esribo. Escribo, escribo, escribo…hasta que vayas destilándote de mi mano, como un sucedáneo de mi interioridad. Sí, tan metido adentro estabas todavía, que solo escribiendo me di cuenta. Estoy jodida si no puedo escribir más que de vos o causa de vos, pero no a pesar de vos. Si dejo la última novela porque de pronto empieza a  aparecer tu nombre enloquecedoramente. Si vuelvo de la casa de mi infancia con nostalgia de vos. Sí, definitivamente, estoy jodida.
InVeNtArIo

Porque  te gustaban mis polleras largas y mi vestido de flores. Porque decías que era “bella” y no que ‘estaba linda’. Porque te acomodabas al hueco de mi mano como un perro callejero cansado de vagar, entrecerrando los ojos y disfrutando.
Porque eras un nene, jugando al superhéroe la mayor parte del tiempo.
Porque tenías una honestidad brutal, insultante y tranquilizadora  a la vez.
Por la musicalidad en tu decir, un decir pausado.
Porque me tocaste timbres inesperados, a horas inesperadas, provocando felicidades inesperadas.
Por esa barba negra recién crecida en la que hundía mis dedos.
Por reconocer tus contradicciones a corazón abierto, finalmente.
Porque inauguraste una manera de nombrarme .
Porque me hiciste desear mucho de lo que creía enterrado o, incluso, inexistente.
Por  ese lugar común de hacerme por momentos, mejor persona.Porque amé sin esperar nunca demasiado y amé más que nunca.
Porque te metiste en mi mundo onírico, territorio tan intimo y sagrado para mí, echando luz a esas zonas oscuras e inexploradas de mi femineidad: y ahí aparecías vos, de pie, al borde de la cama con…Y yo mirándote, siempre mirándote.
Por los pequeños rituales de la mañana: sentarte en la cama y pedir que te acariciara la espalda, cierta franja, cierta zona de la espalda. Al final, lo esperaba.
Por tu falsa queja de incomodidad,  que delataba tu media sonrisa pícara, cuando yo  te tironeaba del cinturón.
Mis únicos actos de rebeldía, a fin de cuentas no fueron más que negarme a ver Bob Marley y Les Luthiers (sí, sólo por contrariarte) y a cocinarte eso que te gustaba. ¿Qué poco no? ¿Cuáles y cuántos fueron los tuyos conmigo?Mejor no los cuento, no los digo. Mejor me quedo con que  amé sin esperar nunca demasiado y amé más que nunca.


sábado, 10 de agosto de 2013

El tIeMpO dEsCosiÉnDoSe

“…Mientras tanto, sobrevivo. Aunque sé que esto es como la galera del mago: puedes fingir que no hay nada adentro, pero sabes que ahí, tras un pañuelo blanco está latiendo una paloma. Y puede salir en cualquier momento…”
Begoña Oro.

Perder el tiempo, tiempo perdido, sentir que perdimos el tiempo, que perdemos el tiempo, sentir que pierdo. Nunca estuve tan obsesionada con la idea de pérdida del tiempo como ahora. Cuando camino por la calle y veo personas que podríamos ser vos y yo. Con cualquier escena cotidiana; y sí, sobre todo con ésas, con los más comunes acontecimientos, me sorprendo suspendiendo la mirada y sintiendo que perdemos el tiempo. Cuando llego tarde a los lugares o cuando llego temprano y tengo baches por donde te colás. Obsesivamente siento-que-pier-do-el-tiem-po. Entonces, como un antídoto, lo  transformo en una malla reticulada y bien tejida por donde intento que no entres. Pero en un descuido la malla se abre, en un agujero infinito, que trato tristemente de remendar. Uno desespera y torpemente los hilos. Mal cosida, apenas hilvanada (ya la malla perdió su consistencia original) no me cubre de repentinos accesos. Y entonces, todo se enrarece y me encuentro juntando los pedazos otra vez.


domingo, 4 de agosto de 2013

dEmAsIaDa LuCiDeZ  Te dEjará Sola

Hay algunas minas que me dan tanta, pero tanta vergüenza. Qué mal le hacen al género. Y cada vez son más. Sí, lo sé, lo reconozco. Ando furiosa y resentida pero chicas, ustedes no colaborannnnn a verrrrr. Noche de sábado, espectáculo de humor. Monólogos para ser más precisa. En un centro cultural muy copado quedo enfrente, justo enfrente de dos parejitas, amigas encima, de esas en que ellas recontra hablan y ellos ni se registran (y ellas, además no los registran a ellos, salvo para alguna cagada a pedo y/o escarnio público), cosa que adoran hacer estas minas.

Melenita rubia con ansias de protagonismo no paró de de contestarle al que hacia el monólogo ensayando un juego del estilo pregunta respuesta que daba vergüenza ajena. Temí por mi cuando tuve que reprmir el impulso: casi le parto algo en la melenita .Lo peor no era que gritara como una loca sino que ventilara intimidades de su reciente vida de rejuntada que nadie quería escuchar (menos yo), lo peor era el “ves gordo” que repetía cada cinco minutos, acompañados de una cara de elefante trompita que irritaba hasta un yogi.Y el “gordo” que no la ponía en su lugar ni muerto. Como si le gustara ser el hazmerreír o más bien el hazmeavergonzar de todos. La otra, la otra minita digo, era la típica  que se cree femme fatal, exuberante y chabacana, la delantera como servida en bandeja y mucho animal print por supuesto, ay y como si fuera poco le asomaba el corpiño, era necesario?.El “gordo” de ella era un flacucho –típico, no?-que en un momento en que mi mente se disparo, lo vi atado a la cama con la gordi montada  con ropa de cuero, de vinilo par ser precisa y dándole órdenes, como hizo toda la cena. Sí, me fui al carajo, descarrilé. Yo avisé que estaba mala. Por supuesto y como corresponde a este tipo de parejita ella terminó sentándose en sus rodillas y dándole besos de esos que hacen un ruido que se escuchan hasta en Calamuchita. Qué asco. Creo que terminé con cara de desquiciada. Todo tan típico. Mucho “gordo”, mucho “ay como  él”o “ay como vos gordo”.UYYYY nena!! Calláte hacéme ese grandísimo favorrr.

Y sí. Por eso sigo sola. Demasiada lucidez, demasiado sentido del buen gusto, demasiada certidumbre o descreimiento quien sabe. Así no eh, si ya casi lo estaba entendiendo: eso de que  hay que hacerse un poco la pelotuda, la aysoymuyfrágilnecesitoquemeprotejan. Y por ahí quien te dice pruebo, me hago la boludita ponele …peeeero no me  va a  salir, ya lo sé. O sea ya es tarde, tengo 35 ya leí mucho Simone de Beauvoir, mucho ensayo, mucha sociología, viste, a quién quiero engañar?
 Para sumarme a la estupidez femenina, tarde…para soportarla, demasiado lúcida.


lAs MeDiAlUnaS dE la BrOnCa

Definitivamente tengo las prioridades alteradas, digo “si” cuando debo decir “no” y digo “no” cuando debo decir “si”. Qué me pasaaaaaaaaaaaa? Soy o me hago?
Dos pulloveres, dos remeras y unas zapatillitas (todo mucho diseño encima viste), más un anotador Marilyn es el precio que voy pagando por un ratito de charla con vos. Me pruebo una remerita con muuuucha onda taaan chiquita que ya entro derrotada al probador, pero no importa, asi pensás que tengo toooda la onda.  Y te hablo desde el probador “que la manga, que las costuras, que esta me encanta, que ah te gustan los beatles? (Mmm  “y eso de qué va?). Y hoy me invitás un café, ahí de parados (y de sopetón, sì ya me di cuenta que a mí, lo que me caga es el sopetón) mostrador por medio y digo “no”??? digono digono digono..nooooo!( parezco Vicentico con este lamento de arrepentida) y en el mismo momento que digo no pienso “…ay siiiii, sí  quierooooo pero ya está!” y soy tan idiota que perdida en mis piruetas mentales y sólo por mantener lo que ya dije casi sin darme cuenta SIGO diciendo “nogracias” cuando me decís perodaleyoteinvito mientras por dentro hago puchero  porqueyadijeno. Pero esto no termina acá porque para arruinarme la felcilidad no hay como yo misma: después del “no” le tiro un inútil e histérico (sincero pero histérico) y humillante “te juro que RE quiero pero…” Por favor peguenmé, porque sola no me puedo pegar tan fuerte como quisiera!! dije RE?? Ahora tengo 15?? Y además digo “no” y después me sirvo en bandeja con el meREquedaría? por dioooooos 

ahora que me leo me doy cuenta de que me inmolÉ por la causa michicodelinterior. Chicodel inetrior –que hablamos de Karate Kid y Daniel Laruso, de los programas de tv de los  80 que mirábamos y de que tu papá es panadero. –Nota aparte: “tu papa es panadero??” Le grito corriendo un poco la cortina del probador”¿pero… tiene una panadería?” (siii, tonnnta tonnnta me digo, que va a tener una ferretería!!?).

No me vas a invitar  más y no me lo voy a perdonarrr! aunque dijiste buenoyasabésqueelcaféestà lo que es una tortura para un alma como la mía porque si la invitaciòn inesperada me hizo vomitar un nogracias involuntario…cómo carajo te voy a ir  a decir un día de estos “che,vine por el café”. Ovidáte Gaby, ahora sueguí participando. Pierde las fichas y retrocede hasta el inicio de juegoL.Así que ahí me voy tan furiosa del lugar que de bronca (“…bronca de la brava/de la mía /bronca que se puede recitar”),y para hacerte honor, me meto (también de sopetón ) en la panadería y me compro 3 medialunas que me como al hilo, mientras mastico mi bronca.



sábado, 3 de agosto de 2013

aHoRa Un PuNtO

Como una nena con la cara pegada al vidrio de atrás, aplastando la nariz, te miro como se mira alejarse una casa o un árbol que se hace un punto cada vez más chiquito  a medida que nos alejamos y el coche toma velocidad. Creo que saludo dos o tres veces con la mano. O pienso que saludo pero es un gesto interno. No sé. El paisaje es  un conjunto de manchas borrosas y confusas de grises y verdes, en un travelling que me produce algo de vértigo a pesar de la baja velocidad en que viajo. Mi corazón no viaja, se queda pegado al paisaje, pegado  al paisaje nítido, como la nariz contra  el vidrio. Nostalgioso y testarudo se aferra a las primeras sensaciones de ese amor, a los primeros tiempos…a cuando todo olía a promesa, a cosa por venir. En ese tiempo de deseos (míos? Sí, siempre míos), de promesa, crisálida pura, yo no abandonaba aún la casa para mirarla con la nariz fruncida por ningún vidrio. Todo me acercaba, nada me alejaba, yo habitaba la casita-refugio y allí me sentía, ingenuamente, guarecida de cualquier vendaval. Porque mientras vos estuvieses…y vos ibas a estar.

En esa casita, vos eras parte del juego (sí, de mi juego). Aunque yo, me lo tomaba bastante en serio te voy a decir, bueno como de  chico uno se toma los juegos: muy en serio. Me gustaba eso de imaginar así como cuando sos chico. Y a veces, me animaba y te lo contaba. Y a veces llegué a pensar que vos…lo mismo...igual. Ya dije ingenuamente. Porque ay!no. Como cuando sos chico, siempre hay uno que se engancha más con la historia. Ése es el que tarda más, mucho más en salir de ese estado de ensoñación en que el  juego te envuelve de chico. Ahora lo veo claro. El punto, nítido. Estaba jugando tan con las reglas del juego que de pronto te llaman a comer y miro extrañada “me llaman”, decís. O no decís, pero das a entender, no sé. Porque te vas. Y yo te miro desde abajo, desde esa historia chiquita que me armé, que improvisé con una frazada y algunos juguetes que trajiste.
No sigo jugando sola. Me quedo recordando qué lindo era jugar con vos.