jueves, 12 de septiembre de 2013

aL fInAl  De  lA  úlTimA  pAtiTa de lA lEtRa


Me gusta pensar que la vida tiene pensadas para mí unas piruetas de las que yo no estoy al tanto. Y- que- al- ca-bo- de –e-llas voy a terminar encontrándote…al final de la última patita de la letra, del último firulete, de la colita de chancho. Te voy a mirar y me voy a dar cuenta de que sosvos. Estamos ahí de frente, ahí te miro y te sonrío (me sonreís de manera segura y definitiva). Y seguimos dibujando piruetas a la par, ahora muy conscientes.
UnA mUjEr sOla En lA mEsa De uN bAr

Una mujer sola en la mesa de un bar, asusta. Provoca temor. Despierta sospechas. Convoca miradas,de las señoras del té, de los señores con traje de oficina.

 Una mujer sola en la mesa de un bar es la indiferencia ante la jauría masculina saliendo del baño o retirándose ruidosamente. Pero una mujer sola en la mesa de un bar que escribe asusta aún más. Yo lo he comprobado. Nadie me lo contó.

Una mujer sola en la mesa de un bar, que no necesita levantar la mirada por un rato hacia ningún lado (salvo cuando sienta el peso de unos ojos sobre ella), que puede ignorar el mundo mientras escribe, definitivamente, espanta. Una mujer que llega, ocupa su sitio,  saca una hoja en blanco y una birome y garabatea  a gran velocidad, con urgencia, asusta. Que no toma las revistas de moda ni fija la vista en las pantallas, provoca una malsana curiosidad.

Una mujer sola en la mesa de un bar escribiendo es siempre una isla en medio de un mar  de padres mirones, grititos de madres histéricas, saltitos de niños y gestos y miradas sentenciantes de señoras con mucho spray y maquillaje.

 Una mujer que escribe, sola,  en la mesa de un bar es siempre la reafirmación de sí misma.

domingo, 1 de septiembre de 2013

CoMo PoR Un CaLeIdOscoPio

Cierro los ojos y como si mirara por un caleidoscopio veo imágenes recortadas. Algunas  me asombran con una expresión parecida  a la de un niño que ve remontar un barrilete por primera vez. Otras me hacen sonreír con una nostalgia venida no sé de dónde. A otras, a otras no las entiendo, casi tengo que esforzarme por descifrarlas. Giro y giro el tubo entre mi dedos y los vidriecitos caen pero de pronto no arman nada, nada legible, nada disfrutable. A la derecha, a la izquierda. Vidriecitos oscuros, azules y negros… no transmiten alegría. Lo que veo sigue sin gustarme. Cada vez más vidrios oscuros, más noentiendonada. No veo el barrilete. Lo dejo. Dejo el caleidoscopio. Abro los ojos  y como después de mirar mucho al sol veo manchas tornasoladas. Tengo paciencia. Soporto esa primera incomodidad (un poco eterna). En un tiempo breve, de segundos, todo se desvanece. Y ahora sí entonces no miro como por un caleidoscopio ni con los ojos chiquitos por el sol. Ahora miro, y veo.