UnA mUjEr sOla En lA mEsa De uN bAr
Una mujer sola en la mesa de un
bar, asusta. Provoca temor. Despierta sospechas. Convoca miradas,de
las señoras del té, de los señores con traje de oficina.
Una mujer sola en la mesa de un bar es la
indiferencia ante la jauría masculina saliendo del baño o retirándose
ruidosamente. Pero una mujer sola en la mesa de un bar que escribe asusta aún
más. Yo lo he comprobado. Nadie me lo contó.
Una mujer sola en la mesa de un
bar, que no necesita levantar la mirada por un rato hacia ningún lado (salvo
cuando sienta el peso de unos ojos sobre ella), que puede ignorar el mundo
mientras escribe, definitivamente, espanta. Una mujer que llega, ocupa su
sitio, saca una hoja en blanco y una
birome y garabatea a gran velocidad, con
urgencia, asusta. Que no toma las revistas de moda ni fija la vista en las pantallas,
provoca una malsana curiosidad.
Una mujer sola en la mesa de un
bar escribiendo es siempre una isla en medio de un mar de padres mirones, grititos de madres
histéricas, saltitos de niños y gestos y miradas sentenciantes de señoras con
mucho spray y maquillaje.
Una mujer que escribe, sola, en la mesa de un bar es siempre la
reafirmación de sí misma.