jueves, 12 de septiembre de 2013

UnA mUjEr sOla En lA mEsa De uN bAr

Una mujer sola en la mesa de un bar, asusta. Provoca temor. Despierta sospechas. Convoca miradas,de las señoras del té, de los señores con traje de oficina.

 Una mujer sola en la mesa de un bar es la indiferencia ante la jauría masculina saliendo del baño o retirándose ruidosamente. Pero una mujer sola en la mesa de un bar que escribe asusta aún más. Yo lo he comprobado. Nadie me lo contó.

Una mujer sola en la mesa de un bar, que no necesita levantar la mirada por un rato hacia ningún lado (salvo cuando sienta el peso de unos ojos sobre ella), que puede ignorar el mundo mientras escribe, definitivamente, espanta. Una mujer que llega, ocupa su sitio,  saca una hoja en blanco y una birome y garabatea  a gran velocidad, con urgencia, asusta. Que no toma las revistas de moda ni fija la vista en las pantallas, provoca una malsana curiosidad.

Una mujer sola en la mesa de un bar escribiendo es siempre una isla en medio de un mar  de padres mirones, grititos de madres histéricas, saltitos de niños y gestos y miradas sentenciantes de señoras con mucho spray y maquillaje.

 Una mujer que escribe, sola,  en la mesa de un bar es siempre la reafirmación de sí misma.

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