OtRas EScriTuRas
El rojo de la tapa de
aquel diccionario Larousse –el famoso ‘Pequeño Larousse ilustrado’, cualidad
ésta de su tamaño que tantas bromas nos ha hecho hacer de chicas con mi hermana
cada vez que lo agarrábamos - me invita a tirar del hilo (…) es como si ese
diccionario que veo fuese el mío, el Larousse de mis tardes y noches de los
deberes (antes de la cena…recuerdo precisamente extendernos hasta la cena por
el ruido de ollas, el olor de comidas a medio preparar de mi abuela) … tal la
identificación que me produce esa imagen. Me veo sentada en la punta de la
mesa, mi hermana enfrente mío con hojas, carpetas y manuales abiertos por igual…y
el diccionario. Me gustaba de por si buscar en él, sentía que hacia algo
importante y más aun sentir mis dedos hundirse en esos huecos de papel que
contenía una letra cada uno. Para hacer los deberes (no se llamaban tareas
todavía) teníamos un mantel de un rojo desgastado que mi mamá ya no usaba, que
por supuesto era el mantel de hacer los deberes (es increíble como una frase
tan coloquial para algunos puede cargarse tanto de significado para
otros)…’Pongan el mantel’”, decía mi mamá, por eso de que la mesa no se rayase.
Pero terminamos rayando el mantel. Escribiendo en el mantel, haciendo cuentas
en el mantel, resumiendo, trazando círculos con el compás, escribiendo nuestros
nombres, el de nuestras amigas y el de los chicos que nos gustaban.