domingo, 25 de diciembre de 2011



OtRas  EScriTuRas
 
El rojo de la tapa de aquel diccionario Larousse –el famoso ‘Pequeño Larousse ilustrado’, cualidad ésta de su tamaño que tantas bromas nos ha hecho hacer de chicas con mi hermana cada vez que lo agarrábamos - me invita a tirar del hilo (…) es como si ese diccionario que veo fuese el mío, el Larousse de mis tardes y noches de los deberes (antes de la cena…recuerdo precisamente extendernos hasta la cena por el ruido de ollas, el olor de comidas a medio preparar de mi abuela) … tal la identificación que me produce esa imagen. Me veo sentada en la punta de la mesa, mi hermana enfrente mío con hojas, carpetas y manuales abiertos por igual…y el diccionario. Me gustaba de por si buscar en él, sentía que hacia algo importante y más aun sentir mis dedos hundirse en esos huecos de papel que contenía una letra cada uno. Para hacer los deberes (no se llamaban tareas todavía) teníamos un mantel de un rojo desgastado que mi mamá ya no usaba, que por supuesto era el mantel de hacer los deberes (es increíble como una frase tan coloquial para algunos puede cargarse tanto de significado para otros)…’Pongan el mantel’”, decía mi mamá, por eso de que la mesa no se rayase. Pero terminamos rayando el mantel. Escribiendo en el mantel, haciendo cuentas en el mantel, resumiendo, trazando círculos con el compás, escribiendo nuestros nombres, el de nuestras amigas y el de los chicos que nos gustaban.


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