sábado, 3 de diciembre de 2011


InFaNciA

Estamos en el patio con mi hermana.  En el patio de la higuera. Me acuerdo de sentir el  piso de portland en las piernas, y verme el blanco en las rodillas de raspones involuntarios. Jugamos a  ser madres. Señoras grandes. El juego es así: nuestros hijos se hacen pis. Es verano, mucho calor. Les damos como veinte mamaderas con agua y al segundo el charquito en el patio gris. Estoy fascinada: me parece que el muñeco se humaniza, hacerse pis...Pero el efecto no dura mucho, vuelta a empezar. Creo que el juego nos aburre un poco, porque mas allá de la secuencia llenar la mamadera con agua-dársela al bebe –ver como se hace pis no armamos ninguna historia de madres preocupadas, por ejemplo. 


Lo mejor es cuando todos los charquitos se hacen uno y empiezo a sentir el agua debajo del short, entre los dedos de los pies…Ahí, mi hermana y yo, mojadas y frescas, terminamos el juego de las madres.

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