InFaNciA
Estamos en el
patio con mi hermana. En el patio de la
higuera. Me acuerdo de sentir el piso de
portland en las piernas, y verme el blanco en las rodillas de raspones
involuntarios. Jugamos a ser madres. Señoras
grandes. El juego es así: nuestros hijos se hacen pis. Es verano, mucho calor.
Les damos como veinte mamaderas con agua y al segundo el charquito en el patio
gris. Estoy fascinada: me parece que el muñeco se humaniza, hacerse pis...Pero
el efecto no dura mucho, vuelta a empezar. Creo que el juego nos aburre un poco,
porque mas allá de la secuencia llenar la
mamadera con agua-dársela al bebe –ver como se hace pis no armamos ninguna
historia de madres preocupadas, por ejemplo.
Lo mejor es
cuando todos los charquitos se hacen uno y empiezo a sentir el agua debajo del
short, entre los dedos de los pies…Ahí, mi hermana y yo, mojadas y frescas,
terminamos el juego de las madres.
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