Yo, BiBlioTeCaRiA
Lentamente
empiezo a taparme el chall amarillo y a esconder mi cartera de un rojo tomate. También
me pongo la campera negra y en un movimiento más rápido que el de la velocidad de
la luz (si es que eso es posible) me subo el cierre (Imagino que me voy
acercando al estereotipo: se me dibujan unos lentes, un rodete, una falda gris
y unos mocasines horribles) Listo. Sigo escuchando: decoro, buen gusto,
discreción. Que el sambódromo es el sambódromo,
un cocoliche un cocoliche y una escuela es una escuela. Empiezo a sentirme luciérnaga
en noche cerrada, baliza en autopista.
Imposible no verme. Me subo el cierre hasta el cuello. Deci que hoy está fresco y justo estoy al lado de la ventana que si no.
Pero ayyyy..tarde! en menos de una hora violé dos de las reglas básicas de convivencia:
vestimenta decorosa y puntualidad (además de “encendida” llegue hora y media
retrasada..lo que se dice una kamikaze). Y para aumentar mi fastidio una de
ellas levanta la mano de manera muy coqueta pidiendo permiso para hablar (entiéndase,
erguida, muy erguida, frente y mentón en alto) “las cosas para mí son blancas o
negras..” O beige. O caqui le diría yo. Claro quién sino iba a decir eso, la
misma que tenía ese vestidito estilo zafari la jornada anterior y una cabellera
atada en una cola de caballo tirante. Toda correctita. Nada fuera de tono, nada
indecoroso. Toda beige!!!
Yo, diez años
atrás.
Ayer creo que lo comenté en otro contexto, pero esa bibliotecaria me recuerda a una de un cuento de Alice Munro, que se llama "Entusiasmo", en el libro Secretos a voces (http://palabrascromaticas.blogspot.com/2011/04/leyendo-alice-munro-secretos-voces.html)
ResponderEliminarSi, por supuesto que reparé en ese comentario tuyo ese dia y hasta tomé nota del cuento y la autora porque inmediatamente me acorde del post que habia escrito(ahora tengo el dato mejor!! gracias!)...
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