CrÓnIcA tErMiNaL
Entro y me siento
en la última mesa, al fondo. Tengo que hacer tiempo hasta que salga el
colectivo. Me pido una gaseosa y un tostado. Nada original. Me siento y hago
mirada panorámica. No levanto más la vista porque hay un gordo que me mira con
cara de playboy. Pero como suele pasar, cada vez que miro me choco con la
mirada libidinosa del gordo (que me juego que debe pensar que una mujer sola,
en la mesa de un café es ciento por cien abordable).
Tengo que ser sincera: exactamente una mesa atrás del gordo soy yo la que miro a un flaco solo que me parece –eso si, si
me animara claro- cien por ciento abordable. Entonces, una vez más todo depende
de cómo se mire la cosa, ¿no?.
El gordo y otro morocho
de musculosa rojo furioso, pasado de bronceado toman cerveza. Me queda poco más de una hora ¿y
si me pido yo también una y me emborracho
un poquito, así como un alegrón que me adormezca y en una de esas duermo las
diez horas a La Plata de un tirón? (el masculino abordable se levanta y se va).
No, no va a funcionar.
En frente mío
(no los había visto) la ‘parejita feliz’ que usted señor, señora puede encontrar
en cualquier lugar, a donde vaya. Ella, lo mira –no, no lo mira, lo
contempla- como si el que le hablara
fuera el mismísimo Dalai Lama, Jesús o Buda que le está enseñando la Verdad
Revelada. Pero Mmmm, que lindo ese tonito cordobés...creo que al final yo pondría
la misma cara de foto de Primera Comunión.
Me liquido el
tostado y el resto de gaseosa.
Go home.
No hay comentarios:
Publicar un comentario