jueves, 28 de marzo de 2013



SoY tUyA

Situación: en el bondi, asiento de atrás, cansadísima, vengo como sardina en lata ….que en el  bondi codo a codo somos mucho más que dos (más que ÉL y yo…ahhh..eh sigo). Me agarra frío y después de debatirme entre aguantármelo o no decido ponerme la campera, empiezo a hacer malabares para lograr meter el brazo en la manga sin rozar a mi compañero de viaje (error). En ese preciso momento siento una mano que toma la campera y me la sube hasta el hombro y me la acomoda (seeeeeee, así como se los cuento). Cuando miro para agradecer veo que es un morocho cubano con sonrisa Colgate increíble! Ay Dios el Papa y todos los santos!No podés estar tan buenoooo y yo pajereando todo el viaje!! Como no te vi anteees!!. Maldita puta manía mía de no mirar para los costados más que de reojo. No me puedo sacar la cara de boluda en éxtasis. Lo sé, me la percibo, ya pasa de media sonrisa, casi que me tiento, de pronto me vuelvo básica y elemental: pienso bueno acá hay amor, ahora me pide el teléfono. Pienso: lo de la campera fue una excusa, el tipo me venía fichando todo el recorrido (ay ahora hablo como un fercho).  Hago cualquier movimiento para franelearlo. Soy tuya Motumbo. Motumbo pedime el teléfono, te lo doy, tiro mis principios a la basura. Daleeeee. Aunque me vean los de los otros asientos, no me importa Motumbo, hasta te chapo (y mirá que a mí me parecen patéticas las escenas de besos en el bondi). Tiro mi dignidad a los perros. No me importan Simone ni  Sartre. Seamos Jennyfer López y Marc Anthony, Motumbo. Ay dios no me puedo concentrar en la música, Motumbo, si estoy midiendo cada movimiento, pensando qué te voy a contestar “pero este sábado …”. Y? Hablámeee! dale, pedímelo Por favor que este clima de complicidad (¿?) que quedó me está matando, habláme o, no ya sé, te vas a bajar conmigo. Soy tuya Motumbo. Que pretendes de mi Motumbooo! Estoy cansadaa hice de todo hoy, no tengo resto, acelerá el trámiteeee!


Se para. Noooooooooo. Notebajes notebajes notebajes. Lo veo bajar del bondi con la mochila al hombro como Stallone en Rambo I y me despido de él con la manito en el vidrio y mi ilusión hecha tiritas.

No importa, fue lindo mientras duró. Tengo para toda la semana, Motumbo.
Soy tuya por los siglos de los siglos.
O hasta la próxima vuelta.

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