sábado, 26 de mayo de 2012


HoMbRe  SeRiO ( fReUd tEnÍa RaZóN)

Paradito  con su tapado negro en un ángulo del patio, mira. Me mira de reojo. Sé que me mira aunque  se esfuerce por evitarme. Pero no puede, el diablo mete la cola. Me mira en ese no mirar, desde que salgo de la biblioteca hasta  que paso por detrás suyo y sigo hasta donde están todas.

Lo sé; sé que relojea  porque no para de hacerlo desde el día que fui por primera vez a aquella premonitoria reunión.
Sabe que soy algo así como una “bocanada de aire fresco” entre tanto olor a incienso y oraciones murmuradas,  que toda  yo soy una provocación (muy a mi pesar): mis colores están del lado opuesto de la paleta de colores aceptada( los grises, blancos y negros) y  mi melena sublevada (más porque el pelo no me crece o me crece mal o por la humedad que por intención) desafía, contrasta  con  las colitas de caballo, los peinados correctitos del resto. Y además mi risa – “la risa exagerada no es buena consejera”(sic) escucho para arrancar la mañana- corta el aire  denso como  si despidiera cristalitos filosos. Y eso obliga a mirar. Pero tiene la cabeza demasiado formateada como para hablarme sin pensar que está ‘pecando’. O justamente, ¿ se sabe débil? Mejor no, ¿cuántos padrenuestros costaría eso?.

Pero un día no aguanta más y en un segundo gira la cabeza y me dice “Hola” y  yo contesto “Hola” y sigo caminando con sonrisa socarrona y  triunfante para mis adentros como si estuviera en una publicidad de shampoo.

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